La Caixa

Autores locales. Historia y literatura:
LA PRIMERA BIBLIOTECA EN SA POBLA, LA DE DELANTE DE LA IGLESIA 1956-1994

Era propiedad de la Caixa, entonces una caja de ahorros bien arraigada en las Islas Baleares y con una fuerte conexión y vínculos con Cataluña donde tenía la casa madre.

En Sa Pobla oficinas y biblioteca estaban una al lado de la otra, en la calle Asalto, justo delante de la iglesia. En un lado de calle daban “comida” al alma y al espíritu, a la otra parte de calle en el cerebro y en las alas que servían para volar y crecer.

El 6 de enero de 1956, los Reyes Magos abrieron sus puertas y bajaron de camellos y caballos 932 libros. Era la primera vez que Sa Pobla disponía de una biblioteca de aquellas dimensiones. Nadie recordaba haber visto tantos libros en un mismo espacio, unos 80 metros cuadrados. La capacidad oficial era de 40 personas en el mismo momento, no especificaba si eran niños o adultos, decía personas.

Madò Maria Sureda, casada con Corme des Magatzem, fue nombrada bibliotecaria y hay que decir que dejó una buena huella a las generaciones de niños que pasaron por la casa de los libros “poblers”. Tenía un aire y sabiduría innata para manejar y saber libros, pero sobre todo sabía cómo abrir la curiosidad a los niños que todavía no llegaban sentados a las mesas. También debe decirse que gozaba del privilegio de la paciencia.

La biblioteca fue creciendo y en 1977 el fondo llegaba a 2900 libros y estaban suscritos a 15 revistas.

A 31 de diciembre de 1994, la Caixa hacía donación de la biblioteca al Ayuntamiento. Los de mi generación somos los hijos que crecimos intelectualmente en aquella casa apuntalada de libros. Allí conocimos a personajes de otros mundos y el sueño de la primera literatura. Los libros nos ayudaban a crecer y a intuir los cambios que acechaban en la puerta. Pero también estaban Zipi y Zape, Aquiles Taló, Camús, los pitufos, Felip Marlot, la patrulla de los Castores y muchos otros.

Por un seno cada vez que paso por delante la biblioteca, intuitivamente me giro hacia ella. A ver si veo salir a “madò” Maria o algún niño de pantalones cortos o faldas plisadas hasta las rodillas. Ahora que lo pienso, nosotros fuimos la generación de los zapatos y balones Gorila.